El líquido anticongelante es uno de los más importantes para el correcto funcionamiento del vehículo. Comúnmente también se le denomina refrigerante, a pesar de ser conceptos distintos.
Los motores de combustión interna producen reacciones exotérmicas, es decir, generan grandes cantidades de calor, y para evitar averías en el interior del auto, es necesario mantener la temperatura a cantidades mínimas empleando el sistema de refrigeración que está compuesto por radiadores, un circuito cerrado y una bomba que mueve el líquido refrigerante y dentro de este líquido se encuentra el anticongelante. Los aditivos en el refrigerante permiten una mejor fluidez, limpiando el conducto y alargando la vida del circuito de refrigeración.
La función del anticongelante es evitar el congelamiento del líquido mezclado, es decir, es la propiedad del líquido refrigerante que asegura que circule por todo el circuito. Son los compuestos químicos que se añaden para reducir la temperatura de congelamiento del agua contenida en el motor.
Su principal objetivo es mantener la temperatura óptima para que funcione el auto. Si está muy frío provocaría una baja eficiencia, y si está muy caliente sufriría desgaste y puede llegar a no funcionar.
Hace muchos años se utilizaba el agua como principal refrigerante del vehículo, por contar con las mejores propiedades en cuanto a disipación del calor. En la actualidad se ha descubierto que es necesario realizar una mezcla con líquidos especiales, ya que su punto de congelación y ebullición la hacen carente de propiedades para actuar plenamente como anticongelante.
Se recomienda cambiar el anticongelante cada 2 años o cada 40 kilómetros porque va perdiendo sus propiedades anticorrosivas.
Es importante evitar el uso excesivo del anticongelante ya que puede perjudicar el enfriamiento en función de la viscosidad que provoca la disminución en el fluido del vehículo.