Así como mantienes otras cosas de tu hogar siempre como nuevas, también tu bicicleta se merece estar bien cuidada. Además, no solamente se verá siempre como nueva, sino que mejorarás su andar y prologarás su vida útil.
Para que tu paseo en bicicleta siempre sea seguro, lo mejor es siempre controlar que los frenos no estén agarrotados. Si los frenos se endurecen no permitirán la libertad de las ruedas y esto puede ocasionar alguno que otro accidente y los quieres evitar, ¿verdad? Entonces, da vuelta la bici y párala sobre el manillar para chequear que las ruedas se muevan con libertad.
Cada marca y modelo de bicicleta tiene un nivel de aire en llantas recomendado; asegúrate de que las tuyas estén correctamente infladas. Eso te ayudará a que las llantas y las cubiertas duren más tiempo.
Cada vez que vuelvas a casa después de un paseo, recuerda lubricar la cadena de la bicicleta. Esto ayudará a que siempre se mantenga como nueva y hará que tenga mejor rendimiento. Lo mejor es que pongas un poco de aceite lubricante sobre la cadena y lo esparzas con un trapo para que todos sus dientes queden bien lubricados.
Para evitar que la bicicleta se oxide y desgaste con el tiempo, lo mejor es que la limpies con agua tibia y jabón. Si quieres dejarla impecable y protegerla aún más, puedes rociarla con una manguera de baja presión para deshacerte del polvo que se acumula en todos los rincones de tu bicicleta.
Si tienes una bicicleta de montaña, el mantenimiento también implica el cuidado de los cambios y sus cables que son los que envían la orden a la cadena y los pedales para que cambien la forma de andar, la liviandad, entre otras cosas. Cada vez que salgas de paseo, asegúrate de chequear que los cables no estén muy ajustados ni que la cadena haya quedado suelta.